Al mundo le confiesas, Marcos Ana,
que olvidaste de un árbol sus colores
y el árbol eras tú, con tus clamores
despertando a la luna, luz hermana.
Un árbol cuya sombra capitana,
forjada entre esperanzas y dolores,
logró con sus raíces los amores
del que iban a matar cada mañana.
La raíz es a veces tan fecunda
que no se puede ver por lo profunda.
Sin embargo en tu libro es clara y llana.
Plenitud de emoción y de ternura,
de talento y feliz literatura.
¡Qué orgullo es ser tu amigo, Marcos Ana!
Salvador Arias
que olvidaste de un árbol sus colores
y el árbol eras tú, con tus clamores
despertando a la luna, luz hermana.
Un árbol cuya sombra capitana,
forjada entre esperanzas y dolores,
logró con sus raíces los amores
del que iban a matar cada mañana.
La raíz es a veces tan fecunda
que no se puede ver por lo profunda.
Sin embargo en tu libro es clara y llana.
Plenitud de emoción y de ternura,
de talento y feliz literatura.
¡Qué orgullo es ser tu amigo, Marcos Ana!
Salvador Arias
*
Marcos Ana, gran amigo de Salvador Arias.
En la imagen junto a Rafael Alberti y María Asunción Mateo
los amores
ResponderEliminardel que iban a matar cada mañana...
Hoy Marcos sigue logrando el amor de todos los pequeños brotes que no lograron matar en esas madrugadas. Sus hijos, sus nietos también sentimos el orgullo de su amistad. Salvador, que bellos versos.
Un beso.